La Asamblea Nacional controlada por el régimen sandinista mantiene engavetada la iniciativa de Ley que pretendía declarar al mercado de la ciudad de Granada Patrimonio Histórico y Artístico de la Nación en la búsqueda de rescatar y preservar este emblemático edificio de estilo neoclásico que data del año 1890.
El proyecto de Ley fue enviado a la Comisión de Educación Cultura, Deportes y Medios de Comunicación del parlamento en el año 2015. En sus inicios contó con el respaldo de los parlamentarios, quienes viajaron al popular centro de compras para conversar con la Asociación de Comerciantes, en la búsqueda de escuchar sus valoraciones para finiquitar el dictamen.
El exdiputado sandinista por el departamento de Granada, Alejandro Delgado, detalló en ese año al Portal Digital La Verdad, que el paso siguiente sería buscar los fondos para trasladar el mercado a un terreno ubicado en los alrededores de la ciudad, y esa misión la ejecutaría la exalcaldesa Julia Mena, quien debía gestionarlos ante el gobierno central.
Dentro de la exposición de motivos del proyecto de Ley para la declaración, se detalló que este centro de compras funcionó en el centro de la ciudad de Granada, pero al no armonizar con la concepción urbanística de la ciudad colonial, fue trasladado a su actual ubicación que es a pocas cuadras del parque central y la catedral.
Sueño olvidado y reina el desorden
Los parlamentarios resaltaron también que un estudio actualizado hecho por arquitectos e ingenieros, identificó que con el crecimiento desmesurado de la actividad comercial de este centro de compras, no cumplía a cabalidad su función por falta de espacio, por lo cual la iniciativa de Ley, proponía que se trasladara la actividad comercial a otro terreno en las periferias de la ciudad señorial.
La iniciativa de Ley no fue llevada al hemiciclo del parlamento, para su debida aprobación, por lo cual el mercado “Francisco Ticay” aún permanece en su histórico lugar expandiéndose en sus alrededores con tramos improvisados en importantes vías, como calle El Comercio, y Calle Mombacho, donde las aceras se mantienen ocupadas por comerciantes que obstaculizan el paso peatonal.
En su búsqueda de resguardar el edificio histórico, la iniciativa de Ley proponía que el mercado funcionara como un enclave turístico donde se vendería artesanía con la intención de darle más valor a la ciudad, pero al final todo quedó en promesas.
Comerciantes: “nos nos vamos a ningún lado”
A la 5:00 de la mañana de cada día, los comerciantes empiezan abrir las puertas de sus tramos con la esperanza de alcanzar el mayor número de clientes que visitan a diario este centro de compras para llevar alimentos y artículos necesarios para su hogar.
Bajo el techo del antiguo edificio de estilo colonial se encuentran una variedad de tramos entre ellos los de mariscos, donde las vivanderas en sus mesas de maderas utilizan con agilidad unos delgados y filosos cuchillos para sacar el filete del pescado guapote que llega de las aguas del Gran Lago de Nicaragua.
En otro sector con angostos callejones se mantienen las comerciantes de carne de cerdo, que cuelgan a los clavos de un arco de madera los trozos de costillas, postas y lomos, sin faltar en las “panas” el chicharrón carnudo para preparar el tradicional vigorón que llena de orgullo a los granadinos.
“El mercado es el lugar donde nosotros hemos buscado la vida, y la hemos encontrado gracias a nuestro trabajo y honradez. En este tramo, llevamos tres generaciones de una familia. Con nuestro esfuerzo alimentamos y educamos a nuestros hijos”, relata la bebedora de carne Mirian Osorio.
La infraestructura del antiguo mercado cuenta con un techo alto que a la vez sirve para sofocar el calor de la ciudad y está conformado por estrechos callejones y patios que se mantienen colmados de tramos. En los tramos los comerciantes granadinos ofrecen una variedad de productos, desde comidas populares, ropa, artesanías y otro tipo de souvenirs para que los turistas se lleven un buen recuerdo de su visita al país.
Comercio ha crecido sin control
Lilian Jiménez tiene 71 años, y desde hace más de cuatro décadas mantiene un puesto de vigorón en la entrada del mercado. Esta luchadora recuerda que hace 50 años, la mayor parte de los vendedores ofrecían sus productos dentro del edificio, pero desde la década de los años 90, el mercado creció de una manera desordenada en sus alrededores.
“Antes en el mercado había un lugar, donde se vendían cerdos en pie, porque era una zona vacía de tramos; el punto que es conocido como ´La chanchera´ ahora está abarrotada de negocios que llegan hasta Palmira. Aquí hasta hubo necesidad de mover la terminal de buses que viajaban a Rivas y Nandaime, y los denominados Pueblos Blancos, porque ya no había pasada para las unidades de transporte”, remarca la comerciante.
La municipalidad ha planteado la necesidad de trasladar el mercado a otro punto de la ciudad, porque dentro del edificio, ya no hay espacio para ubicar más vendedores, por lo cual centenares de negocios se establecieron en las afueras del local y en las calles aledañas.
“Nosotros, como comerciantes no queremos movernos a otro punto de la ciudad, porque, el mercado está en el corazón del comercio al estar en zona céntrica, y eso facilita el acceso a la ciudadanía, pero aún no hay una propuesta seria al respecto como para estar discutiendo el tema”, mencionó un vendedor de frutas y verduras.
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