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Los jóvenes alemanes que intentaron derrocar a Hitler



Un día como hoy hace 80 años tres jóvenes estudiantes alemanes en Múnich fueron ejecutados, por liderar un movimiento de resistencia contra Adolf Hitler. Desde entonces, los miembros del grupo conocido como la Rosa Blanca se han convertido en héroes nacionales en Alemania.


El Dr. Christoph Bundscherer embajador de Alemania en Nicaragua, mediante un articulo de opinión recordó a los jóvenes que fueron condenados por el “Tribunal del Pueblo” nacionalsocialista en un juicio relámpago por “desmoralización de las tropas” y “conspiración y traición a la patria” y privados de sus derechos civiles “para siempre”.


Esa misma tarde, Christoph Probst, Hans Scholl y su hermana Sophie fueron ejecutados en la guillotina. Frente a la guillotina, Hans gritó sus últimas palabras: “Viva la libertad”. Su hermana también mostró coraje. El verdugo dijo más tarde que nunca había visto morir a nadie con tanta valentía como Sophie, de 22 años.

Christoph Bundscherer recuerda que cuando estudiaba en la universidad se paraba devotamente todos los días ante el monumento conmemorativo de estos tres jóvenes héroes alemanes y sus “cómplices” y se preguntaba ¿Qué habían hecho? Los tres procedían de hogares cristianos donde se les inculcaron los valores de la libertad y la dignidad humana a una temprana edad.


La dictadura nacionalsocialista, la persecución de los judíos y la guerra de exterminio en Europa del Este no les dejaron descansar. Así que decidieron pasar a la acción.


Se reunieron conspirativamente en un pequeño grupo, entre ellos un profesor: Kurt Huber, quien sería ejecutado unos meses después que ellos tres. Los estudiantes consiguieron papel y una copiadora manual, sobres y sellos. Escribieron cientos de volantes contra la guerra y la dictadura y las enviaron por correo. Pintaron consignas en las paredes de las casas y también dejaron panfletos en la universidad, donde finalmente fueron descubiertos y denunciados por un conserje, relata Dr. Christoph Bundscherer

“Al fin y al cabo, alguien tiene que empezar. Lo que dijimos y escribimos es lo que

muchos piensan. Solo que no se atreven a decirlo”, fueron las palabras de Sophie, tras ser cuestionada por el motivo de su acción.


Los hermanos Scholl y Christoph Probst siguen siendo hoy nuestros héroes, finaliza Christoph Bundscherer.

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