El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, reveló este lunes que su homólogo nicaragüense, Daniel Ortega, no le atiende el teléfono desde que el papa Francisco le pidió que abogue por la situación de un obispo en ese país.
"Conversé con el papa y él me pidió que conversara con Ortega sobre un obispo que estaba preso", dijo Lula en una entrevista con corresponsales extranjeros, en relación al religioso Rolando Álvarez, encarcelado por su oposición al régimen de Daniel Ortega.
"Lo concreto es que Ortega no me atendió el teléfono y no quiso hablar conmigo. Entonces, nunca más hablé con él", agregó el mandatario brasileño que es considerado como uno de los pocos aliados de régimen nicaragüense en la región latinoamericana.
Lula lamentó que eso ocurra con "un tipo que hizo una revolución como la que Ortega hizo para derrotar a (Anastasio) Somoza" y dijo que hoy no sabe si esa revolución fue "porque quería el poder o porque quería mejorar la vida de su pueblo".
El presidente brasileño se dijo favorable a que en todo país "haya una alternancia en el poder", porque es "lo más sano" para una democracia.
Según Lula, "cuando un dirigente se pone en la cabeza que él es imprescindible o insustituible, ahí es que comienza a nacer el espíritu del dictador".
Esta no es la primera vez que Brasil se muestra en contra de las acciones tomadas por el régimen de Nicaragua, en 2023 durante una sesión del Consejo de Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas (ONU), dijo seguir con preocupación y atención la graves violaciones a los DDHH y restricciones al espacio democrático del país centroamericano
En esa ocasión, el Gobierno de Lula da Silva también ofreció acoger a los más de 300 opositores desnacionalizados por Daniel Ortega, lo que provocó que por unas semanas este dejara sin representante la embajada de Nicaragua en el país carioca.
Las declaraciones del mandatario brasileño solo revelan el aislamiento político en el que se encuentra Ortega en la región latinoamericana incluso con sus aliados.
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