El aumento de la represión estatal en los últimos días del año 2023 no es un buen augurio para los nicaragüenses, como tampoco lo son los pronósticos económicos para el año que comienza. Economistas aseguran que si “no hay buen clima”, no habrá inversión, lo que significa que tampoco habrá generación de nuevos empleos.
La migración que ha sido histórica en los últimos dos años se mantendrá. “Eso se traduce también en pérdida de oportunidades para miles de jóvenes que serán arrastrados a la exportación ilegal de mano de obra barata a otros países. El país continuará estancado, como ha sido en los últimos cinco años”, asegura un economista leonés, que pide hacer sus comentarios solo si se reserva su identidad.
El especialista dice que todo eso cambiaría, si el régimen desistiera de comprometer más al país con alejarlo del sistema democrático y mantener las violaciones constantes de derechos humanos. “Lamentablemente lo que pasó en diciembre; los arrestos, secuestros de sacerdotes y reformas como el regreso del temido Ministerio del Interior, solo es una muestra que en vez de cambios para bien, solo empeorará la situación”, advirtió.
Algunas familias llegan a este nuevo año sin empleos, sin dinero y con deudas. Marvin por ejemplo, es un contador de 42 años que quedó sin trabajo formal en junio del año pasado. Su esposa tuvo que irse ilegalmente a Estados Unidos para sacar a la familia “del atolladero”. El no viajó debido a la diabetes que le diagnosticaron en 2021, y se quedó con sus dos hijos haciendo “trabajitos de sobrevivencia". “A ella no le ha ido bien y ahora debemos el dinero que prestamos para el viaje, esperamos que este año se enderece la cosa”, expresa.
La crisis laboral ¿Como enfrentarla?
La economía familiar de los nicaragüense se ha deteriorado por la pérdida de empleos, unos cierres provocados por realidades exógenas como el cierre de empresas privadas debido a estrategias comerciales propias y otras por acciones políticas del régimen como la anulación de más de 3 mil organismos no gubernamentales que significó la desaparición de centenares de empleos directos e indirectos en varios municipios del país.
En septiembre del año pasado, Santiago fue informado de que el trabajo que realizó por años en una oenegé comunitaria, quedaba suspendido debido a que el organismo fue anulado. Santiago tenía cuatro años de laborar como técnico de la organización. “He buscado trabajo y nada, no hay me dicen. Estamos fregados”, contó.
Santiago es el único sostén de su hogar. Devengaba un salario de 15 mil córdobas, que le permitía sostener a su esposa y una niña en edad pre-escolar. Debido al desempleo en el que se encuentra, admite que la vida se le está complicando. “Todo es caro, los ingresos son mínimos y están los gastos de la escuela y la salud, porque los niños se enferman”, se lamenta.
“Con mi liquidación nos hemos sostenido hasta ahora, reduciendo el consumo, pero ya me queda poco dinero. Eso me tiene estresado porque no he logrado encontrar empleo”, expresó. Para este nicaragüense de 36 años, el nuevo año 2024 comenzó “gris”. “Sin trabajo no hay dinero, sin dinero hay problemas en el hogar”, se queja.
Incertidumbre laboral en el país
Las consecuencias socioeconómicas de la pérdida de empleos desde el estallido social que inició en el 2018 han sido enormes, las que empeoraron después con la pandemia por Covid-19. Las secuelas parecen insuperables: cierres primero y confiscaciones a empresas privadas más recientemente ordenadas por el régimen de Daniel Ortega.
Ningún economista apuesta por mejores aires para este año que apenas cumplirá su primera semana. De acuerdo al último informe de empleos publicado en octubre de 2023 por el Instituto Nacional de Información y Desarrollo, Inide, ese año, el desempleo abierto aumentó, la tasa bruta de ocupación disminuyó, la tasa de subempleo se incrementó y la tasa de inactividad se mantiene en un nivel alto.
Según la institución, la inactividad se estimaba en ese mes en 32.6%, es decir un millón 473 personas en edad de trabajar, no encontraban empleos. “En el último mes del año, diciembre, pudo variar por los empleos de temporada, pero sería una leve mejoría de corto plazo”, dice por su lado el economista leonés.
En su blog, el economista Néstor Avendaño, anotó que la tasa de desempleo abierto subió tres décimas porcentuales, al pasar de 3.5% en septiembre a 3.8% en octubre del año pasado, y también subió cuatro décimas porcentuales con respecto a octubre de 2022. De 4 millones 463 mil de nicaragüenses en edad laboral, sólo 2,900 millones están trabajando. De esos, solo 785 mil cuentan con empleo formal.
Ellos pese a que de acuerdo a los últimos reportes sobre migración, los miles de migrantes y los inactivos, redujeron el tamaño de la población económicamente activa de Nicaragua. En el periodo enero 2021 a octubre del 2023, un total de 361 mil 226 emigrantes nicaragüenses cruzaron hacia Estados Unidos, según la U.S. Border Patrol (USBP).
Para el experto, el desempleo abierto aumenta y se debe agregar el deterioro del salario promedio mensual de quienes tienen empleos formales en el país de cara al costo de la canasta de consumo básico. Por ello, recomienda en su blog, que debe hacerse un reajuste al salario teniendo en cuenta la productividad de la economía nicaragüense, incluso por tamaño de empresas y por actividad económica.
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