El ambiente hoy huele a flores. Las San Diego, los Botones, las Disciplinas, Crisantemos, Gladiolas y Lirios están en todos lados. Algunos pobladores se movilizan por las distintas vías cargando hermosos ramos, coloridas coronas, mientras otros llevan baldes, palas y escoba. La brújula apunta todo el día hacia los distintos camposantos.
Este 2 de noviembre los nicaragüenses recuerdan a sus fieles difuntos con la visita a los cementerios para enflorar y acompañar un rato los restos de sus seres queridos. Algunas familias, tienen la tradición de reunirse sobre las tumbas y mientras echan una platicadita, recuerdan anécdotas de sus tiempos en vida, mientras otros lloran, rezan y piden que donde quiera que estén, sea un mejor lugar que el que dejó.
Otra parte de la población prefiere omitir esta fecha marcada en el calendario católico y visita a sus difuntos una semana antes, tal es el caso de doña Juana, quien el pasado domingo, visitó la tumba de su papá y de sus mamá para depositar flores y recordarlos.
“Venimos a visitar y limpiar, también rozamos, ya que por las fuertes lluvias estaba bien montoso y le pusimos flores, llevo años viniendo antes de la fecha, y ahora con mucha más razón, hay que evitar la multitud de personas porque el Covid no ha pasado”, expresa la ciudadana, que viajó desde Managua hasta un cementerio en Carazo.
Su madre falleció hace 28 años por problemas hepáticos y su padre hace 40, debido a problemas renales. A pesar de los años, no los olvida y dice que ahora más nunca siente su ausencia. “Muchos no valoran a sus padres en vida, pero a pesar del tiempo yo los añoro, cuanto no diera por tenerlos vivos”, dice.
Un duelo sin restos
Para otros como el reportero gráfico Oscar Navarrete, la herida es reciente. Navarrete sufre el duelo de su sobrino, al que vio crecer como se ve crecer a un hijo y cumplir sus primeras metas, pero a quien también vio perderlo todo.
Francisco Javier Téllez, cumplió 22 años el 26 de enero y a los dos días partió tras el sueño americano en busca de un mejor futuro. No tenía hijos y estaba recién egresado de la carrera de arquitectura. Falleció durante la travesía.
Navarrete, quien lo recuerda como un chavalo muy talentoso, inteligente, noble, sin vicios y trabajador, cree que en otra Nicaragua hubiese tenido mejor futuro que allá, pero padeció lo que parece muchos jóvenes en el país; desesperanza. “Se fue buscando una mejor vida, un mejor horizonte, quería llegar rápido. Como todo joven terminó la universidad y no encontró oportunidad en su carrera, hablaba inglés y solo quedaba un Call Center y al intentar otra cosa, se vino la desgracia”, relató.
La crisis sociopolítica que enfrenta Nicaragua desde 2018 ha desatado una migración masiva. Todos los días son cientos de nicaragüenses que agarran su mochila y entre la oscuridad de la noche se despiden de su familia para emprender la travesía de un sueño en otras tierras. En el caso de norteamérica, a muchos les ha costado la vida en el Río Bravo, en el cruce del muro o del desierto.
Según relata Navarrete, lo de la repatriación del cuerpo de Francisco Javier ha sido doloroso para la familia, porque el consulado les ha dado la espalda. “No estamos pidiendo ni un peso, ni un solo dólar, nosotros estamos costeando todo, pero ellos no contestan nuestros correos electrónicos, nuestras llamadas y hay que hacer una prueba de ADN, si ellos no se prestan a la colaboración con sus connacionales es doloroso, es lamentable que gente que vive ahí de nuestros impuestos, no te colaboren, sean tan deshumanizados con sus otros compatriotas, pero esa es la realidad del migrante”, se queja.
Un falso sueño
Para el reportero gráfico, la vida del migrante es dura. “Desde que salís mojado y vas sorteando todos los problemas se sufre, muchos creen que llegar a Estados Unidos, el sueño americano, es tan solo cruzar, no, no es solo eso. Cuando cruzaste comienza el calvario de la sobrevivencia, es también algo duro. Vas a sufrir de todo, xenofobia, segregación racial, la gente cree que todo se resume a ganar dólares, pero olvidan que en dolares deben pagar renta, comprar comida, ropa, y trabajar duro”, advierte.
Cuenta que Francisco Javier, es uno de tres sobrinos que junto a su mamá criaron como hijos. “Los amo mucho, casi de la edad de mis hijos, me críe con ellos mucho tiempo y Fran, a los 18, decidió irse a vivir aparte, quería ser independiente, no es mala idea y no le iba mal, estaba estudiando y una familia de nosotros, una tía que le estaba patrocinando los pagos de apartamento y todo, mientras coronaba sus estudios, le apoyó para irse, pero pasó lo que pasó. Yo llamo a la gente a que aprecie su vida mejor y no intenten ese viaje”, añadió.
Desde el pasado 18 de febrero, perdieron comunicación con el joven, pero la familia albergaba la esperanza de que estuviera detenido. El 24 de agosto le confirmaron su deceso. “La gente de Texas Nicaraguan Community apoyó la confirmación, fue algo horrible tener esas noticias. Comprobarlo con pruebas forenses fue la parte más dolorosa, días de angustia. Es triste ver que las autoridades consulares de tu país no te ayudan, estás solo con tu tragedia”, lamenta Navarrete.
El gran vacío
Relata que el jovencito deja un gran vacío en la familia. Recuerda que él fue el que le arregló los dos últimos altares de la Purísima a su mamá en los diciembres más recientes. “Y esos dos años, mi mamá ganó en los concursos de altares porque él los diseñaba primero en la computadora en 3D, tenía programas de edición y todo, era súper creativo en eso”, contó Navarrete.
Entre marzo y julio de 2022, han fallecido 35 migrantes nicaragüenses en su intento por cruzar hacia Estados Unidos de forma irregular, huyendo de una Nicaragua sumida en la crisis política y económica. Muchos se han ahogado en el río Bravo, a solo un paso de pisar suelo estadounidense. Javier es ahora parte de esa lamentable estadística.
En Managua, hay tres camposantos que son sinónimo de historia y en el que reposan grandes personalidades: El Cementerio San Pedro, Cementerio Occidental, (ambos ya clausurados) y el Cementerio Oriental.
Ante el crecimiento de la población y demanda de espacios con el tiempo han surgido nuevos sepulcros, públicos y privados como Jardines de la Sabana, Puertas del Cielo, Cementerio Sabana Grande, Jardines del Recuerdo, Sierras de Paz, Cementerio El Carmen, Milagro de Dios, entre otros.
Los trabajadores del Estado tendrán asueto a cuenta de vacaciones este dos de noviembre en que se conmemora el Día de los Fieles Difuntos, para ir a los cementerios, según el anuncio que el pasado 25 de octubre dio la vocera del régimen, Rosario Murillo.
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