Este 4 de agosto se cumple un año desde que agentes policiales del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo asediaron y privaron de su libertad a Monseñor Rolando Álvarez en Matagalpa.
Las imágenes del Obispo saliendo a la calle a orar con el Santísimo mientras era rodeado por decenas de policías dieron la vuelta al mundo y mostraron la persecución de Ortega en contra de la Iglesia Católica, sobre todo de los sacerdotes que denunciaban las violaciones a los derechos humanos y las injusticias.
"No dejaron entrar a los sacerdotes, al coro, no dejaron entrar a los seminaristas, a los muchachos que iban a transmitir el momento de adoración Eucarística y ahora la policía me dice que yo coopere, dice la policía que somos nosotros los que metemos zozobra", denunció el Obispo en 2022.
Por más de una hora Monseñor Álvarez permaneció en la calle de la Curia Episcopal con el Santísimo, donde dio la bendición a todas las personas que se encontraban observando lo sucedido e incluso a los oficiales apostados por varias cuadras. En un momento, el Obispo intentó abrazar a varios de ellos, pero estos se negaron.
"Cuántos de ustedes (policías) vienen de comunidades sencillas, de padres campesinos, como todos nosotros la mayoría, venimos de familias pobres, de familias sencillas, de familias del campo... Ellos también tienen su trabajo y necesitan ganarse el pan de cada día, les bendecimos". dijo el religioso.
En la transmisión, Monseñor también pidió a las autoridades que se "respetara su vida e integridad" y aseguró que si le ocurría algo en la noche la población ya sabía a quien responsabilizar.
Finalmente, el entonces Comisionado General Sergio Gutiérrez, que encabezó el operativo en contra del Obispo permitió que ingresaran a la Curia, los seminaristas, el coro y personal de la Diócesis Media que transmitía las Eucarístias a través de las redes sociales.
Sin embargo, por la tarde, cuando Monseñor se disponía a salir de la Curia para celebrar una hora santa y la santa misa en la Catedral San Pedro de Matagalpa, un cerco policial en la entrada de la vivienda se lo impidió.
En otra transmisión en vivo, el Obispo denunció que estaba confinado dentro de la Curia junto a sacerdotes, seminaristas, laicos y trabajadores de la Diócesis Media y que contaban con poca comida para sobrevivir los días que durara el "secuestro".
Monseñor permaneció secuestrado hasta el 19 de agosto, cuando en horas de la madrugada un operativo policial ingresó con fuerza a la Curia y trasladó a Managua a todas las personas que lo acompañaban. Los sacerdotes, seminaristas y laicos fueron recluidos en El Chipote.
La policía justificó la medida de "casa por cárcel" contra el Obispo e inició una supuesta investigación por "alteración al orden y la paz" de los nicaragüenses.
Después de varios meses sin conocerse el estado del Obispo, en enero el poder judicial divulgó en medios oficialistas fotografías en los Juzgados de Managua en una audiencia en la que fue acusado por conspiración y noticias falsas y remitido a un juicio que nunca se llevó a cabo.
En febrero de este año, Monseñor fue condenado a 26 años de cárcel por cuatro delitos en un juicio exprés realizado ante la negativa de abordar el avión junto a los 222 presos políticos que fueron desterrados hacia Estados Unidos.
En julio, se supo que hubo una negociación entre el Vaticano, la Conferencia Episcopal y el régimen para una excarcelación, sin embargo, el Obispo se negó nuevamente a ser desterrado de Nicaragua por lo que fue retornada a la celda de máxima seguridad en la que se encuentra en La Modelo.
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