Monseñor Rolando Álvarez, obispo de la diócesis de Matagalpa se unió a las voces de los líderes católicos que han condenado la invasión militar de Rusia contra Ucrania.
“¿Acaso no queremos que Ucrania viva en paz?, que cese la invasión rusa”, expresó el religioso durante la misa correspondiente al último domingo del tiempo ordinario, antesala del tiempo litúrgico de cuaresma que inicia el próximo miércoles con la imposición de cenizas sobre la cabeza de los católicos.
En tanto Monseñor Silvio Báez, obispo auxiliar de Managua lamentó la invasión militar en Ucrania en donde más de una decena de civiles han muerto tras los bombardeos a esa nación.
“Al escuchar en estos días las noticias que nos llegan de la invasión a Ucrania, vemos con horror y dolor las consecuencias de la falta de misericordia entre los seres humanos. En el corazón de la guerra hay un abismo de mal que niega la grandeza del hombre y la bondad del Señor”, expresó el jerarca nicaragüense en el exilio.
¡Qué lejos está todavía la humanidad de hacer de la misericordia el principio que oriente la vida y guíe la historia! Por eso es importante el evangelio de hoy, que nos invita a superar la ceguera de la falta de misericordia y a dar frutos de bondad y de vida”, expresó el obispo.
NO ES DE HUMANO
A los llamados de paz se sumó el cardenal Leopoldo Brenes, testigo de los conflictos armados en Nicaragua durante la dictadura de Somoza.
“Los que de una u otra forma hemos vivido guerra, violencia, decimos: esto no es humano, y nadie quiere eso, pero desgraciadamente el demonio siempre va a meter su cuchara, va a meter ahí la cizaña, para crear tensiones, para que haya violencia”, dijo el purpurado en su homilía dominical.
El cardenal recordó que vivió “de manera personal” la guerra de 1979 en Nicaragua, que llevó al derrocamiento del dictador Anastasio Somoza Debayle ese año, así como los remanentes del conflicto armado entre la Contra y el gobierno sandinista entre 1991 y 1993.
En la década de 1980, como ahora, Nicaragua era aliada de Rusia y recibía su apoyo militar, mientras que los rebeldes, conocidos como Contras, eran apoyados por Estados Unidos.
Al inicio de esta semana, el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, quien volvió al poder en 2007 tras ser jefe de Estado en los años 80, brindó su apoyo a su par ruso Vladímir Putin luego de que este reconoció a los territorios de Donetsk y Lugansk como repúblicas independientes, antes de ordenar el ataque contra Ucrania.
“Sabemos que la guerra no construye nada, deja odio, deja rencores, lo hemos vivido nosotros en Nicaragua, la guerra no ha traído paz, ha traído más odio, ha traído más confrontación, ha traído muchos resentimientos”, resaltó el cardenal.
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