A pesar del asedio, hostigamiento y prohibiciones del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, miles de feligreses católicos dieron inicio este martes 28 de noviembre el novenario a la Virgen Inmaculada Concepción de María que concluirá con la tradicional Gritería.
Contrario a años anteriores, las imágenes de la "Conchita" a como popularmente se le conoce, no podrán recorrer las calles de los barrios o colonias del país debido a la prohibición policial para cualquier acto religioso, misma que inició en Semana Santa.
A pesar de que las parroquias y capillas no hablan abiertamente sobre la medida policial, si dejan entrever que las actividades tradicionales no se realizan por órdenes del régimen.
Tal es el caso de la Parroquia Sagrado Corazón de Jesús en Monseñor Lezcano, que desde hace 50 años realiza un recorrido con la Inmaculada Concepción de María en todo el barrio, por una promesa realizada por un Fray, ya que en ese sector no hubo tanta destrucción en el terremoto de 1972.
A través de sus redes sociales la parroquia informó que "Por motivos ajenos, no tendremos las tradicionales recorridos, pero nuestro templo echaremos la casa por la ventana y cantaremos a la causa de nuestra alegría"
Algo similar ocurrió en la Catedral de Managua, cuya patrona es la Inmaculada Concepción de María. Las autoridades del templo madre decidieron realizar la bajada y procesión de la imagen dentro de los predios.
A pesar de todos estos atropellos, los católicos del país inician estos nueve días con mucho fervor, entusiamo y sobre todo agradeciendo a la Virgen María por todos los favores recibidos.
Régimen prepara altares
En paralelo a estas prohibiciones, la vocera del régimen, Rosario Murillo ha anunciado con bombos y platillos la construcción de altares en honor a la virgen de Concepción en la Avenida de Bolívar a Chávez.
El fin de semana, el régimen llevó a cabo una "Feria de todos los santos", donde ellos si pudieron salir a las calles con las imágenes de los santos patronos de todos los departamentos del país.
Este 2023, el régimen Ortega-Murillo incrementó la represión contra la Iglesia Católica, en Semana Santa, prohibió todas las procesiones y viacrucis que se realizaban en las calles de barrios, colonias y ciudades, por temor a un levantamiento popular como el ocurrido en 2018.
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