Según informes del Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más la tortura en Nicaragua ha sido un crimen de lesa humanidad institucionalizado por el régimen sandinista liderado por Daniel Ortega y Rosario Murillo.
Esta ilegal práctica ha tomado relevancia desde el 2018 en el contexto de las protestas cívicas y ciudadanas. El régimen usó este tipo de prácticas para "castigar" a quienes se revelaron contra su política represiva y dictatorial.
Según el Colectivo Nunca Más, en Nicaragua hay al menos tres centros de detención donde se practicaron las torturas: El Chipote viejo, el Nuevo Chipote y el Distrito 3. Todos esos lugares administrados por la policía.
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