El narcotráfico en Costa Rica, bajo la modalidad del sicariato, está causando un verdadero baño de sangre, al punto que los casos de homicidios dolosos han batido su propio récord, pasando de 603 casos en 2017 que fue su punto máximo, a 604 en lo que va de este 2022, según explicó a Fuentes Confiables, la criminóloga costarricense Tania Molina Rojas, experta en temas de crimen organizado y derechos humamos en este vecino país.
Pronosticó que es probable que este año se cierre con más del 50 por ciento de los homicidios dolosos relacionados a pugnas entre pandillas por el control del tráfico de drogas, es decir que el incremento en los homicidios dolosos en este país tiene que ver estrechamente con el crimen organizado y no precisamente homicidios por asuntos domésticos, intrafamiliares o del tejido social.
“El 50 por ciento son por ajustes de cuentas o sicariatos por tumbarse drogas, o por temas relacionados a tráficos de droga. O sea, el narcotráfico es el que está encargándose del derramamiento de sangre en el país”, explicó Molina Rojas.
Sostuvo que el año pasado los homicidios fueron del más del 53 por ciento, y que es más de gente asesinada que tiene una relación con bandas criminales, sin embargo, en este país se han registrados homicidios muy violentos como el caso de seis nicaragüenses asesinados por gatilleros, a principios de julio de este año en Guanacaste.
La experta reconoce que también se registran casos de homicidios dolosos por situaciones que no tienen que ver estrictamente por narcotráfico, como el caso muy simbólico para Costa Rica, del joven cristiano Marco Calzada de 19 años, asesinado por robarle su celular, en un barrio de la capital costarricense a principio de este año.
Asegura que en Costa Rica la violencia ha crecido paralelo al aumento a la actividad de tráfico de drogas, abonado a leyes laxas, corrupción e impunidad, blanqueo de capitales, portillos abiertos que facilitan el lavado, además de bandas internacionales como italianas y chinas, que se han instalado en territorio Tico.
“Para que tengas una idea, el gran problema de Costa Rica tiene que ver con la idiosincrasia. Nosotros no estamos acostumbrados a la violencia como guerrillas o conflictos que se han dado en el Triángulo Norte. Entonces por esa pasividad o idiosincrasia se facilita que las organizaciones criminales vengan y se instalen acá, porque al sur y al norte se reprime al narcotráfico con violencia, entonces nosotros quedamos en una especie de efecto globo”, precisó la criminóloga.
Añadió que hasta la fecha se contabilizan 604 homicidios dolosos, que probablemente pueden aumentar en Costa Rica porque este año no ha finalizado, tomando en cuenta que en este país cada 14 horas se registra un homicidio doloso.