Las lluvias que cayeron a finales del mes de mayo llenaron de entusiasmo a los productores de las comunidades que se ubican en las laderas del volcán Mombacho, quienes a lo inmediato, iniciaron las labores de arar sus tierras, para luego dejar caer los granos de maíz y frijoles con la esperanza de obtener buenas cosechas, a pesar de las amenaza de escasez de lluvias como efecto del fenómeno climatológico del Niño.
En la comunidad El Pozo de Oro, más de cinco campesinos se encargaban de sembrar más de una manzana de frijol de la variedad retinto en la finca del productor José Miguel López, quien asegura que la tierra, tiene suficiente humedad gracias a las fuertes lluvias que cayeron en los últimos tres días del mes de mayo.
“El año pasado, desde el 6 de mayo, nos aventuramos a sembrar, pero este año, estábamos muy preocupados por la falta de lluvia. Gracias a Dios vemos que el invierno entró, tarde pero con la fe en Dios esperamos obtener buenas cosechas, porque las familias campesinas vivimos de los granos que recolectamos y el excedente de la producción, la llevamos a los mercados de Granada o Masaya”, remarcó el agricultor.
Siembran con mucho sacrificio
El maíz es otro de los rubros esenciales que siembran las familias campesinas en cada ciclo agrícola y sostienen que la abundante lluvia, ayuda a desarrollar la mata, para luego cosechar unas buenas mazorcas de este cultivo ancestral indispensable en la dieta del nicaragüense.
“En las comunidades campesinas, las familias estamos acostumbradas a tener en nuestras casas los quintales de maíz, para echar las tortillas y preparar nuestro pinol o pinolillo. A pesar que el invierno entró tarde, mantenemos la esperanza de alcanzar buenas cosechas, porque con gran sacrificio estamos sembrando, por los altos costos de producción. Solo el arado de una manzana tiene un valor de casi mil córdobas”, detalló Marcos Sánchez, de la comunidad La Granadilla.
En las comunidades Los Ranchones, La Escoba y La Granadilla, del municipio de Diriomo del departamento de Granada, la mayor parte de sus habitantes vive de la agricultura y cada ciclo agrícola, dinamiza las economías de las familias. Es la temporada en que las fincas requieren de jornaleros que se dedican a las labores de preparación de terreno y siembra del grano. Cada día de trabajo, devengan en promedio alrededor de 200 córdobas.
“Sembrar una manzana de frijol requiere una inversión mayor a los quince mil córdobas, porque los agroquímicos y fertilizantes tienen altos costos. Solo el quintal de urea vale más de 1.800 córdobas, la manzana de arado casi mil, y el productor que alquila tierra, tiene que pagar por cada manzana hasta 4 mil córdobas. Los rendimientos por manzana se mantienen entre 10 y 12 quintales, si hay un buen invierno”, enfatizó el productor Carmen Gutiérrez.
Falta mano de obra
Las proyecciones del gobierno para el ciclo agrícola 2023- 2024 es obtener más de cinco millones de quintales de frijol rojo, la mayor parte de esta producción recae en pequeños y medianos productores como los que viven en comunidades que se ubican alrededor del volcán Mombacho, como Aguas Agrias y Casa de Tejas, donde la mayor parte de los campesinos, se dedican a la producción de este alimento esencial para el tradicional gallopinto.
“En nuestra comarcas ahorita es difícil conseguir a las personas quienes se dedican a labrar la tierra, porque todas las familias estábamos a la espera de la entrada del invierno para sembrar nuestras semillas, pero con estas lluvias de finales de mayo, todos los agricultores nos dispusimos a sembrar casi al mismo tiempo”, enfatizó la agricultora María Díaz.
En las fincas ganaderas ubicadas en las cordilleras del volcán Mombacho inicia a brotar el pasto con las primeras lluvias del invierno en los terrenos que se mantenían secos, debido a la prolongación de la época seca.
“La lluvia es una gran bendición, porque nos trae el suficiente alimento para el ganado, para nosotros el verano es muy duro, porque el pasto es escaso y nos vemos obligados a comprar pacas de zacate. Estas lluvias nos llenan de alegría, porque tenemos abundante alimento, para las vacas y esto se traslada a una mayor producción de leche”, resaltó el productor Otilio Guzmán.
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