Nicaragua: Conciertos sí, Viacrucis no
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Nicaragua: Conciertos sí, Viacrucis no


En las redes sociales mucha de la diáspora nicaragüense se pregunta indignada y en algunos casos furiosa: ¿Cómo pueden estar los bares llenos en plena dictadura? ¿Cómo es posible ver llenos los conciertos cuando hay iglesias cercadas y sacerdotes presos?


El desconcierto de los exiliados, recientes y antiguos, en su mayoría anti-sandinistas a ultranza y con debida razón, no es descabellado: de 2022 a la fecha, Nicaragua se presenta como un extraño destino de decenas de artistas de todo tamaño y calidad.


Solo en 2022, se reportaron 67 conciertos con artistas extranjeros en todo el país y para este 2023, la cifra podría duplicarse, según los datos de una agencia de publicidad que, desde el anonimato por razones de seguridad, rastrea los eventos públicos en el país.

Corre el dinero en esos conciertos


“Parece que hay mucho dinero moviéndose en el sector del entretenimiento y, a la vez, muchas facilidades estatales para atraer artistas”, dice la fuente de publicidad, que evita en todo momento especular sobre el fenómeno.


“No sé cuál sea el objetivo detrás de los conciertos, no me quiero arriesgar a especular sobre si hay algo ilícito sobre esa actividad, pero si se por experiencia, que requiere de mucho dinero traer artistas, organizar eventos y promocionar la actividad y que gestionar eso ante el Ministerio de Turismo y la Policía, requiere de mucha paciencia”, dice.

Por ello, reitera la fuente, se le hace increíble la velocidad con que se están anunciando conciertos desde finales de 2022 a la fecha.


“Hay mucho dinero en juego, es evidente, pero tampoco es que se está trayendo a lo más top de la farándula, si te fijas, son pocos los artistas de moda y bandas bien posicionadas en el mercado internacional las que están trayendo”, dice.


Muchas “viejas glorias” entre las ofertas


“Hoy hay muchos artistas estilo viejas glorias que ya ni en sus países se presentan por que no son atractivos, pero aquí los traen como estrellas y cobran caro sus boletos”, observa la fuente.


En efecto, en 2022 vino Ricardo Arjona, un artista aún considerado “A” en el mercado internacional, junto a Christian Nodal, también “A” y Sebastián Yatra, considerado “B” en ese negocio.

“Luego ves que traen a Emmanuel, a Marisela, a Los Tigres del Norte que ya no es la banda original, pero otros más modernos como Danny Ocean, Daddy Yankee y Bad Bunny rehúsan venir al país o no los contactan, lo cual te refleja que la chequera tampoco es muy amplia para montar eventos con artistas de más peso”, observa la fuente de publicidad.


La agencia promotora que más activa se muestra es Cicamexsa, una empresa internacional dedicada al Show Business de Artistas, Coordinación de Medios, Activaciones de marcas (BTL) Ediciones y Producción de TV. Las otras dos promotoras activas son Mass Show Productions y Premier Productions, quienes organizan espectáculos con Juan Luis Guerra, Vilma Palma e Vampiros, Los Bukis, Rata Blanca, Jerry Rivera y Grupo Firme.


“Esas empresas promotoras no solo reciben el visto bueno del gobierno de Nicaragua, sino también el respaldo patrocinador de la empresa privada, de marcas como Flor de Caña, Claro, Tigo, Cervecería Nicaragüense, Casa Pellas, bancos, hoteles y por supuesto el Instituto de Turismo y todos los medios de comunicación ligados al gobierno”, explica la fuente.

La agenda de los conciertos para 2023, según esta agencia de publicidad, pinta fuerte y diversa: ya Bronco (una banda reconstruida) se presentó en enero; en mayo también llegará la merenguera Olga Tañón, mientras que a partir de julio, se anunció la llegada de Joey Montana, Ivy Queen y Aldo Ranks.


También ha venido la chilena Miriam Hernández, se anuncia a la banda Calibre 50 a finales de marzo; nuevamente regresan Los Tigres del Norte, Miramar y Camilo, Pandora, Flans, Los Iracundos y otros, junto a shows infantiles y artistas de circos internacionales.


Prohibidas las actividades religiosas

Lo contradictorio de Nicaragua es que por un lado se les abren las puertas a los negocios promotores de conciertos y se mandan policías a cuidar a los asistentes, pero por otro, se le cierran las puertas a las actividades religiosas de la Iglesia Católica en Nicaragua y se mandan policías a impedir tales actos.


Este mes la Policía prohibió a las distintas parroquias celebrar las procesiones de viacrusis durante la Cuaresma y la Semana Santa, informaron el viernes 24 de febrero fuentes eclesiásticas.


La orden policial fue adoptada después de que el dictador Daniel Ortega tildara de "mafia" a sacerdotes, obispos, cardenales y al mismo papa Francisco.

El obispo de la diócesis nicaragüense de León y Chinandega (occidente), Sócrates René Sándigo, un aliado religioso de la dictadura, dijo a través de un audio enviado a los sacerdotes que la autoridad policial solo autorizó realizar los viacrucis a lo interno o en el atrio de las parroquias, pero no en las calles.


"A muchos les ha dicho la autoridad que el viacrucis solamente se puede hacer interno o en el atrio de la iglesia, a otros todavía no, por lo tanto, es preferible que todos hagamos mejor los viacrucis a lo interno del templo o en el atrio para que mantengamos esa comunión", orientó Sandigo en el audio enviado a sus sacerdotes y divulgado en redes sociales.

La Conferencia Episcopal de Nicaragua no se ha pronunciado de forma oficial sobre la prohibición de las procesiones de viacrucis, aunque una fuente eclesiástica de la Arquidiócesis de Managua dijo al diario La Prensa que después de la misa del Miércoles de Ceniza, las autoridades policiales comunicaron "que no había permiso por razones de seguridad para hacer los viacrucis".


Durante un acto en el que rindió honores al héroe nicaragüense Augusto C. Sandino (1895-1934), la noche del 21 de febrero, Ortega dijo que Jesucristo resucitó en los pueblos y "no por el ejemplo que puedan dar los curas, los obispos, los cardenales y los papas, que son una mafia".

Días antes, el 12 de febrero, el papa Francisco lamentó desde Roma la condena a 26 años de cárcel del obispo crítico con el régimen, Rolando Álvarez, declarado culpable por delitos considerados "traición a la patria", tras negarse a ser desterrado a Estados Unidos.


Un odio desde 2018


Una investigación de la abogada Martha Patricia Molina Montenegro reveló que entre abril de 2018 y octubre de 2022, el régimen nicaragüense realizó 396 ataques contra la Iglesia Católica de Nicaragua. Por ataques, ella califica pintas ofensivas en las iglesias, agresiones físicas, incendio y destrucción de símbolos católicos, destierros y apresamientos.


Ha sido común desde 2018 a la fecha, ver policías antimotines rodeando iglesias y catedrales, fanáticos sandinistas y paramilitares asediando misas y fiestas religiosas y discursos de odio de Rosario Murillo y Ortega, reproducidos en masa por empleados de medios de comunicación de la familia atornillada en el poder desde 2007.

¿Y la crisis política?

¿Tienen razón en quejarse amargamente los exiliados políticos de Nicaragua de ver conciertos y bares llenos en Nicaragua? Consultamos para ello a un analista político que aún permanece en Nicaragua y quien, por razones de seguridad, pide el anonimato.


“Yo he visto que hay unas acusaciones terribles de muchos que ya están afuera, contra quienes están adentro. Parece que muchos quisieran que los nicaragüenses se encerraran en sus casas y no consumieran nada en protesta contra la dictadura”, dice.

Para él, la realidad es distinta a lo que se ve en los conciertos y lo que se dice en redes sociales. “En Nicaragua hay tres realidades: la que venden los medios de comunicación oficialista, que es un mundo feliz; la realidad que ven los exiliados y opositores desde afuera y que expresan en las redes, que es un mundo gris y la tercera realidad es la que viven millones de nicaragüenses, que buscan alternativas a esas dos realidades que te describo”, señala.


Para él, el país cambió irremediablemente desde 2018 y es algo contra lo que ha querido luchar, sin éxito, el régimen.


“El régimen promueve eventos de todo tipo, masivos sobre todo, llama a que vayan y manda a su gente, hace de todo para se llenen los asientos vacíos, aunque tenga que poner buses y financie los boletos y el resultado de eso, es lo que vende a su gente a través de sus medios, pero hay realidades detrás de todo eso que no conocemos ¿De dónde sale el dinero? Nadie lo sabe y, por lo tanto, hay que ponerlo en duda que salga de la bolsa de los nicaragüenses”, señala.

Por otra parte, apunta, no todos los conciertos se llenan ni todo el mundo corre a meterse a ellos.


“No todo ha vuelto a la normalidad”


“Hay conciertos que los posponen una y otra vez por diversas excusas, boletos que los ofrecen al dos por uno, actividades públicas donde regalan boletos a la gente para que vayan, en las radios sandinistas por ejemplo, siempre hacen eso, llaman a su gente a participar en actividades para ganarse un boleto, entonces, tampoco es que la gente corra a los conciertos”, dice.


“Una realidad es que la economía familiar no es fuerte en Nicaragua; ha mejorado un poco para muchos hogares por razón de la migración, ya que ahora entran más remesas y se nota cierta actividad económica, pero el alza de los productos y la carestía de la vida es real: todo ha subido de precio”, dice el analista.


“Y lo otro que sí es cierto, es que la mayoría de quienes asisten a esos conciertos son jóvenes, muchachos de universidades o trabajadores que tienen algún ingreso, pero no demuestra que ya haya todo vuelto a la normalidad en Nicaragua, porque antes de 2018, esos mismos jóvenes que iban a las actividades fueron los que se alzaron en protestas”, dice.

“Y hoy no hay duda alguna que aunque los jóvenes vayan a un concierto, siguen rechazando a la dictadura porque la base social de Ortega y la Chayo no son esos jóvenes, sus bases son el sector social más bajo, los que no pueden ajustar para ir a un concierto, pero todo joven que estudie, trabaje o tenga familia en el exilio es potencialmente opositor, aunque no lo ande gritando en redes o en las calles”, dice el analista.


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