
Gracias al programa "Alianzas Estratégicas Locales para la Adaptación al Cambio Climático en la Cuenca Alta del Río Coco", desarrollado por la cooperación Alemana, Suiza y la Unión Europea, más de 1,080 pobladores de las comunidades Sonis y El Tablón ya cuentan con un mejor abastecimiento del agua potable.
Desde antes de 2020, habitantes de las dos comunidades que se ubican en Somoto y San Lucas presentaban serios problemas de abastecimiento de agua ya que los dos sistemas de bombeo que poseen estaban dañados y no habían sido reparados por falta de recursos.
Debido a esta situación, los comunitarios tuvieron que recurrir a ríos, quebradas o pequeñas fuentes de agua para cubrir sus necesidades de consumo; sin embargo esto representaba una carga de trabajo adicional, sobre todo para mujeres, niños y niñas, que son los principales encargados de llevar a cabo estas tareas.
Al conocer esta situación, el Programa de Asistencia Técnica en Agua y Saneamiento (PROATAS) de la Cooperación Internacional Alemana (GIZ) y cofinanciado por la Unión Europea (UE), la Agencia Suiza en América Central (COSUDE), el Ministerio Federal Alemán para la Cooperación Económica y el Desarrollo (BMZ), junto a las alcaldías de Somoto y San Lucas, pusieron en marcha un programa que implicó la reactivación con carácter de urgencia de los sistemas de agua de Sonis y El Tablón, específicamente la reposición de los equipos de bombeo, las sartas en los pozos, la reposición de los sistemas eléctricos de control y la capacitación a los Comités de Agua Potable y Saneamiento (CAPS) y operarios para la mejora del abastecimiento.
Tras estas acciones conjuntas, se lograron resultados positivos en ambas comunidades, consiguiendo que los sistemas de agua dañados fueran habilitados nuevamente y con ello, ahora los pobladores de Sonis tienen agua cada día de por medio y los de El Tablón cuentan con el vital líquido cada tres días.
El impacto en la población fue muy importante, según los técnicos municipales, debido a que los pobladores que no tenían abastecimiento tuvieron agua en sus viviendas en la etapa crítica de afectación del COVID-19.
Con los sistemas de bombeo funcionando, las comunidades pudieron ahorrar el tiempo de acarreo, beneficiando sobre todo a mujeres, niñas y niños, quienes liberaron tiempo para otras actividades, y disminuyeron los riesgos de ir a los ríos y quebradas en búsqueda del vital líquido.