Desde muy tempranas horas, cuando los gallos empiezan a cantar y el sol a destellar los primeros rayos, la jornada laboral inicia en el campo. En algunos lugares, mientras unas madres se preparan para ir al campo, otras alistan el desayuno o bien los trastes para que sus hijos reciban la merienda escolar. Para llegar a su destino, unas alistan sus carros, a otras les toca esperar el bus, tomar un taxi o bicicleta para asistir a la escuela, sea pública o privada.
Pero hay lugares como en las diferentes comunidades del departamento de Río San Juan donde la situación es diferente. En las fincas, los niños y niñas se levantan con sus padres desde muy tempranas horas para la labor de ordeño, dar de comer a los cerdos, las gallinas, los quehaceres de la casa y alistar la comida para la familia, después alistarse para ir a la escuela, uno que otro niño tiene que recorrer trayectos largos para poder llegar.
En la zona rural, el uso de uniforme no es exigido, los padres que lo pueden comprar visten a sus hijos e hijas con uniforme y los que no, usan la ropa de estar en sus casas.
El pequeño Gamaliel Alexander González Guzmán, habitante de la comunidad la Juana, en el Municipio de El Castillo, sin uniforme y con botas de hule, recibió su primer día de clases y sigue yendo a su aula. Su caso se tomó las redes sociales y las ayudas vinieron.
Los “muchos Gamaliel”
Tras viralizarse su interés por el estudio y la humildad con que llegó al centro de estudios, la Alianza de Paginas Unidas (APU), organizó una colecta para apoyar a Gamaliel en sus estudios, pero como el caso de Gamaliel, son muchos los que existen en la zona.
Hay niños y niñas que recorren hasta 2 o 3 horas para poder recibir el pan de la enseñanza, con el apoyo de Gamaliel, sus familias que están en las mismas circunstancias, esperan poder recibir también ayuda.
La profesora María Pérez, jubilada del sistema de educación estatal, expresa que la situación de pobreza de las familias en las zonas rurales, la humildad en la que viven les hacen pensar en el día a día en sus necesidades más básicas, como “alimentos”, pero más que en comprar un uniforme o mochila nueva, lo importante para otras familias es que sus hijos e hijas reciban la enseñanza.
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