Justo a las cuatro de la tarde del pasado jueves, las calles de la ciudad de Matagalpa lucían en aparente tranquilidad con el rodaje vehicular, circulación de peatones, sin impedimentos, comercio fijo o ambulante en funcionamiento, hasta que una serie de ruidos ensordecedores de bocinas automotrices y gritos humanos sin control se agregaron.
Era la caravana compuesta, en primer plano, por motocicletas conducidas por trabajadores del gobierno local, central y activistas de la dictadura sandinista, después una cisterna de los bomberos del Ministerio de Gobernación, autos de particulares ondeando banderas rojinegras y a continuación, los diez buses de color blanco y de fabricación rusa que dicho gobierno euroasiático, vendió al de Nicaragua.
La caravana bullanguera recorrió la avenida del comercio o “José Dolores Estrada” estacionándose en el parque central frente al edificio de la policía sancionada, donde sonaron las bocinas con mayor fuerza y por más tiempo hasta que las unidades fueron llevadas a guardarse y los trabajadores del estado se dispersaron.
Desde esa misma tarde, algunas unidades, adornadas en la parte frontal con banderas del partido que usurpa el poder en Nicaragua, comenzaron a prestar el servicio de transporte público de manera simbólica hasta que fueron guardadas poco antes que empezara a anochecer.
Reemplazo de unidades
En la práctica, las diez unidades deberán reemplazar a igual cantidad de autobuses que por su antigüedad, carrocería dañada, estado mecánico defectuoso y por la misma seguridad de los usuarios no garantizan un servicio óptimo para la población, como lo exige la ley de transporte terrestre.
Pobladores de Matagalpa como don Ignacio, un vendedor ambulante que ofrece zapatos, consideró que los buses rusos “se ven bonitos y limpios, pero los dueños y la gente tienen que cuidarlos para que duren y los turistas también ven que Matagalpa es limpia hasta en sus buses.”.
Según cálculos de las cooperativas de transporte urbano que operan en la llamada “capital de la producción”, se estima que cada hora un promedio de 500 personas por cada bus hacen uso de este servicio, viajando a unos 30 barrios y cinco comunidades cercanas a la ciudad.
El impacto de cada unidad de bus en la economía de la ciudad matagalpina se estima en más de 20 millones de córdobas, de acuerdo con las proyecciones oficiales y los nuevos buses significan una fortaleza en ese sentido.
Los diez buses rusos fueron adquiridos por los miembros de las cooperativas de transporte municipal que controlan este servicio, con el visto bueno de la alcaldía asignada a Sadrach Zeledón y otros funcionarios de la dictadura Ortega-Murillo.
No son regalados
Dichas cooperativas las dirigen reconocidos empresarios de Matagalpa ahora aliados del gobierno sandinista como los magnates del transporte local: Douglas Gutiérrez y Emiliano Rojas, o los dueños de transporte Juan Carlos, El Águila, entre otros.
Fuentes ligadas al transporte y que prefirieron el anonimato, afirmaron que “los buses fueron vendidos a estos empresarios en 60 mil dólares que deberán pagar en cuotas al gobierno o al partido, eso no se sabe”.
Afirmó que “cada cuota se acordó en 400 dólares mensuales, aunque de contado ya entregaron unos 12 mil dólares estadounidenses”. La fuente reflexionó: “El clavo va ser con el pago del mantenimiento y las reparaciones, porque eso no es nada barato y esos buses rusos tienden a deteriorarse con rapidez y a cada rato”.
“Si le sumamos que el precio de los repuestos y los combustibles van para arriba, en algunas semanas o meses estaremos hablando de incremento del pasaje que hoy está en 6 y 7 córdobas. Ojalá y que eso no pase”, precisó.
Por ahora, las diez unidades salieron desde la madrugada del viernes a cumplir su objetivo: transportar usuarios de la modalidad urbano colectivo, suburbano y “rapibuses”, tal y como se acostumbra a clasificar este servicio en la Perla del Septentrión.
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