La 78 Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU) continúa desarrollándose esta semana en Nueva York, y el representante de la Santa Sede tomó la palabra para abogar por Nicaragua que se encuentra sumida en una crisis social, política y de derechos humanos desde 2018.
El Secretario del Vaticano, Paul Richard Gallagher instó al régimen de Daniel Ortega a un diálogo "diplomático" para el bien de toda la sociedad nicaragüense.
"Quisiéramos transmitir nuestra solidaridad a Nicaragua, donde esperamos que el diálogo diplomático respetuoso, a través también de las iglesias locales, redunde en interés de las poblaciones nacionales", dijo el Arzobispo Gallagher en el estrado de la ONU.
Desde marzo de 2022, las relaciones entre Managua y El Vaticano se encontraban tensas, tras la expulsión del Nuncio Apostólico Waldemar Sommertag, quien había participado en el diálago Nacional.
Las tensiones entre ambos países llegaron a un punto alto en marzo de este año, tras las declaraciones del Papa Francisco, en las que califica a Ortega de "desequilibrado" y a su Gobierno como las dictaduras hitleriana y comunistas del siglo pasado.
La respuesta de Ortega a las declaraciones del Papa fue suspender las relaciones diplomáticas entre ambos países y pidió a la Santa Sede cerrar su Nunciatura en Managua y retirar al Encargado de Negocios del país.
El régimen de Daniel Ortega no ha cesado sus ataques contra la Iglesia Católica en Nicaragua a raíz de 2018, desde ese momento ha encarcelado, expulsado y cerrado órdenes religiosas, además ha negado la entrada a decenas de sacerdotes nicaragüenses.
En mayo de 2023, ordenó congelar las cuentas bancarias de algunas Diócesis y de la Arquidiócesis de Managua, dejando en problemas a los colegios católicos y sin dinero el fondo de pensiones para sacerdotes ancianos y enfermos. Actualmente más de cinco sacerdotes permanecen encerrados arbitrariamente, entre ellos Monseñor Rolando Álvarez, condenado a 26 años de cárcel por cuatro supuestos delitos.