Este lunes 30 de octubre se cumplen 25 años del deslave del Volcán Casita, una tragedia sin precedentes que ocurrió en el municipio de Posoltega, Chinandega y que acabó con la vida de más de 3 mil 500 pobladores de dos comunidades que habitaban las laderas del volcán.
El deslave fue producto de las lluvias que se registraron en el país por el poderoso huracán Mitch, que azotó a Nicaragua, El Salvador y Honduras entre el 22 de octubre al 5 de noviembre. Su lento movimiento marcó récords históricos de lluvias, además de pérdidas millonarias y e irreparables daños ambientales.
En diarios y material audiovisual de 1998, periodistas narran y describen el horror que pasaron las personas sobrevivientes al deslave, que en un primer momento pensaron que el estruendo era el paso de un helicóptero.
"Eran las 11 de la mañana cuando una tempestad de agua con lodo se nos vino encima. Lo que agarraba se llevaba...No sabíamos nada, nos juntamos y salimos de la casa corriendo", dijo al diario La Prensa Carlos Alberto Castellón, uno de los pocos que logró sobrevivir a la tragedia.
Debido a las condiciones climáticas adversas, a los rescatistas se les dificultó ingresar con prontitud en la búsqueda de sobrevivientes. De acuerdo a los reportes periodísticos, horas después de la tragedia las brigadas aún no habían logrado ingresar a sectores como El Ojochal, que quedaban en la parte alta del volcán.
Los sobrevivientes en su mayoría eran de las comunidades Rolando Rodríguez, El Porvenir y Versalles. Cientos de personas perdieron a sus seres queridos, familias enteras quedaron sepultadas en los escombros y muchos niños quedaron huérfanos.
"Jamás en mi vida había encontrado tantos cadáveres juntos, tirados, sin que nadie les haga caso, ni siquiera en la guerra...Miré muchos niños muertos incrustados en el lodo o en los palos, los cuerpos están con los pies y brazos quebrados", relató el fotoreportero Germán Mirana a La Prensa.
Según el reporte del Instituto Nicaragüense de Estudios Territoriales (INETER), el deslave cubrió un área de 20 kilómetros de longitud y de 2 a 3 kilómetros de ancho al suroeste del volcán.
Actualmente, en las faldas del volcán se encuentra el Parque Memorial Volcán Casita, para recordar a las miles de víctimas de la tragedia y de lo que es capaz de realizar la naturaleza.