Entre C$2.600 y C$3.000, deberá desembolsar una familia nicaragüense integrada por seis miembros para cubrir los costos de una modesta cena navideña con el menú tradicional de una gallina rellena, según cálculos de algunos hogares hechos para este reporte.
Don José, es un abogado de 51 años que habita en Praderas de Sandino, en la periferia de Managua, cerca del kilómetro 10 de la Carretera Nueva a León. El admite que poco maneja de los costos de la comida, pero tiene claro que su esposa, hace “malabares” con los ingresos que logran para que la comida no falle en casa y asegura, que harán un esfuerzo para “una cenita digna” de las fiestas navideñas”.
“Mire amigo yo no sé, la verdad yo solo le digo a mi señora que me diga cuanto es lo que se va a gastar para que tengamos una cena navideña digna, como decimos en Nicaragua, respetable y veo si puedo dárselos. Todo está caro, usted sabe, pero algo se hará”, adelanta.
Su esposa, que pide sólo ser llamada Xiomara, es una profesional de la contabilidad. Tiene 45 años y trabaja para varios emprendimientos llevando los libros contables. Dice que entre su salario y el de su esposo, pueden sumar ingresos de hasta 28 a 30 mil córdobas en un buena temporada. “Nosotros no contamos con aguinaldo porque trabajamos de forma independiente, eso es un punto en contra para estas festividades navideñas, cuando los gastos se multiplican y el ingreso es el mismo”, comenta doña Xiomara.
Dificil Navidad la del 2023
Doña Xiomara dice que este año, entre el alto costo de la vida, los servicios básicos y la baja en los ingresos por falta de clientes, terminaron quedándose ellos, los adultos, sin estrenos. “Uno prioriza a los hijos siempre”, argumenta.
Comparte que acordó con don José, solo comprar ropa para los cuatros hijos que tienen; dos mujeres y dos varones entre 8 y 19 años de edad. “Hemos tenido que suprimir nuestros estrenos y regalitos para priorizar a los muchachos, es lo que todo padre hace en malos tiempos, es lo normal”, asegura.
La contadora y madre de familia contó que desde hace tres años no pone luces de colores para la decoración navideña por miedo a los altos recibos de luz. “Hemos puesto unos pocos adornos, los que no generen gastos porque en este mes, salen los recibos a reventar”, dice doña Xiomara.
Recordó que el último año que puso luces, fue en 2018. “En ese diciembre pagamos por la factura casi 4 mil pesos, vos sabés eso es un pecado, no vale la pena, pero si arreglamos y pusimos el árbol. Este año tuvimos que sustituir las luces con adornos, porque no hay de otra. Esta navidad no es como otras, ha sido cómo la más difícil, se siente en la economía”, explica.
La comida, prioridad
“Como familia –agrega— ya lo discutimos y preferimos gastar en la cena navideña que en el alumbrado de la casa por la época navideña, o la ropa para todos, es mejor y más útil. Acuérdese que la comida del 24 es hasta para tres días y aquí los chavalos ya esperan su rellenito navideño”, señala.
Para don José y doña Xiomara, el año que está por terminar no ha sido el mejor de los últimos que han vivido, pero la familia ha podido mantenerse “a flote” y juntos. “Lamentablemente hay familias que se han desunido por las migraciones, por la falta de trabajo, otros por el tema político, en fin…muchos problemas. Pero ahí va uno al suave, sorteándola hasta donde se pueda”, comenta don José.
Doña Xiomara dice que a veces la pone triste pensar en familias donde solo se cuenta con un ingreso y son a veces numerosos. “Ojalá y que no falte pan en estos días”, ruega.
“Dicen que donde comen tres, comen cuatro o cinco, la fórmula para que alcancemos todos es echarle más arroz a la comida y un poquito de relleno, si acaso sobra alguna piecita de pollo…pues coronamos”, dice recurriendo al humor todo nica en malos tiempos.
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