Nicaragua es el único país en su región donde no circulan periódicos y no es por un exceso de modernidad, es porque están prohibidos. Los que existían fueron asaltados, cerrados y confiscados.
Daniel Ortega y Rosario Murillo no admiten una narrativa diferente a la que dictan a sus televisoras, sus plataformas y sus radios. “Es una ironía”, dice un periodista en retiro obligado, no solo por su edad, sino porque hace dos años, dejó de ejercer porque fue amenazado con la cárcel.
“Murillo fue secretaria en un periódico y su exjefe y director de ese periódico, es un mártir de las Libertades Públicas reconocido por su mismo régimen. Más ironías; una dictadura lo mató y ella, dictadora ahora, junto a su esposo, cerraron el periódico por el que fue asesinado”, señala.
Una libertad “devastada”
Según este comunicador, el Día Internacional del Periodista que el mundo celebra hoy, apenas se menciona en el país. “Es porque nada hay que celebrar”, agrega. Y no exagera: este día más de 200 periodistas nicaragüenses lo amanecen lejos de su país y su familia y al menos a 22 de ellos, les arrebataron su nacionalidad y les confiscaron sus bienes.
En el primer semestre de este año, 30 más fueron obligados a salvaguardarse en otro país, uno guarda prisión y dos tienen casa por cárcel. “En este tema de los periodistas y la libertad de prensa, Nicaragua es un país desolado, triste, devastado. De esa libertad pública solo hay ruinas”, se lamenta.
Lo que dice tampoco es exagerado. Desde hace cinco años que los periodistas contaron en sus medios de comunicación sobre los crímenes ejecutados por el régimen Ortega-Murillo contra los manifestantes de abril, fueron vistos como enemigos a exterminar.
Esta es una lista de algunas cosas que no existen en Nicaragua vinculadas al periodismo y a la libertad de prensa desde que Daniel Ortega junto a su esposa, impusieron una de las dictaduras más violentas de América Latina, responsable de la muerte de 355 civiles y de ser autores de crímenes de lesa humanidad.
No hay periódicos. El régimen obligó al cierre de El Nuevo Diario. El rotativo circuló por última vez el 27 septiembre de 2019. El 13 de agosto de 2021, tomó por asalto el diario La Prensa y el diario Hoy.
No hay conferencias de prensa ministeriales. Desde el 2007 que Ortega retornó al poder, su esposa Rosario Murillo prohibió las conferencias de prensa y centralizó hablar ella en nombre de todo el gobierno.
No se emiten notas ministeriales. Rosario Murillo, lee las que quiere en su comparecencia de cada mediodía y hace circular solo las que son de su interés y con su previa autorización.
No hay entrevistas. Ni Murillo, menos Ortega, dan entrevista a medios que no sean los administran sus hijos.
No se ejerce con libertad el periodismo independiente. El que existe en el país, se ejerce clandestino y sin autorías para evitar una cárcel segura.
No hay periodistas en las calles a menos que sean de los medios del gobierno. Tomar una foto o grabar un video, es causa de cárcel.
No hay agenda pública libre en los medios que una vez criticaron al régimen y aún sobreviven porque aceptaron evitar “ciertas noticias” que incomodan a la dictadura.
No hay analistas, ni especialistas que alguna vez fueron fuentes de información para periodistas independientes. Opinar sobre un tema político determinado, es causa de secuestro y cárcel. Está prohibido.
No hay en Nicaragua concursos para estimular al buen periodismo, porque el régimen mandó a cerrar las instituciones que los organizaban como la Fundación Violeta Barrios y la Universidad Centroamericana, UCA. La primera premiaba la excelencia periodística y la segunda, el periodismo de investigación.
No hay asociaciones de periodistas, sólo son permitidas las que le han jurado lealtad a los dictadores Daniel Ortega y Rosario Murillo.
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