La Comisión Permanente de Derechos Humanos (CPDH) realizó la mañana de este viernes una conferencia de prensa para conmemorar el aniversario de la excarcelación de 222 presos políticos del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
Dos de los 222 excarcelados y desterrados estuvieron presentes para relatar como fue estar en prisión y como vivieron el momento en que fueron liberados pero desterrados de su país.
"222 hombres y mujeres salimos al destierro, equivocadamente le decimos libertad pero salimos al destierro, es cierto que no estamos en prisión pero estamos desterrados lejos de nuestros seres queridos. Yo en lo personal estoy cumpliendo prácticamente 2 años de estar fuera de mi casa, de hacer sido sacados de mi casa, ahora cumplo un año de no estar en mi país", comenta.
Donald Alvarenga recuerda que el fue sacado de la prisión un 8 de febrero y fue trasladado desde el penal de Chinandega a Managua en un bus junto a otros presos. Hasta ese momento no sabían lo que estaba ocurriendo hasta que el bus se detuvo y los agentes les obligaron a firmar un documento en el que daban el consentimiento para salir del país.
"Fue un momento de ira, odio impotencia, salir de nuestro lugar nuestra tierra, desgraciadamente eso nos ha pasado por pensar diferente por amar al pueblo" recuerda Donald.
El ahora desterrado y desnacionalizado se encuentra radicado en Estados Unidos, algo que nunca estuvo en sus planes pero que el régimen lo forzó. Admite que no ha sido fácil porque las sociedades son distintas.
"Aún así nosotros seguimos luchando me ha tocado una experiencia de 365 días en una sociedad donde yo no estaba acostumbrado donde me tengo que adaptar nuevamente, seguir luchando por mi familia por mi sobrevivencia y por la libertad de nuestro país", expresó Donald con una tristeza en sus ojos.
El "vuelo de la libertad" fue organizado por Estados Unidos en tan solo tres días, donde tuvieron que correr para organizar la logística para recibir a 222 personas que llevaban meses, algunos años en prisión.
Según Estados Unidos, el régimen Ortega-Murillo complicó hasta el último segundo la operación denominada "Nica Welcome" y que fue algo realizado con mucho cuidado y hermetismo ya que cualquier incidente pudo haber estropeado la liberación de los 222 presos políticos.
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