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¿Dónde están las reliquias de la visita de Juan Pablo II?


Algunas de las reliquias que utilizó  el papa Juan Pablo II durante su segunda  visita a Nicaragua en febrero de 1996.
Algunas de las reliquias que utilizó el papa Juan Pablo II durante su segunda visita a Nicaragua en febrero de 1996.Algunas de las reliquias que utilizó el papa Juan Pablo II durante su segunda visita a Nicaragua en febrero de 1996.

La dictadura de la familia Ortega-Murillo mantuvo literalmente secuestrada por siete  años la memoria histórica de las dos visitas de San Juan Pablo II a Nicaragua. Cuando finalmente abrió los candados, lo hizo para desaparecer el museo en memoria al santo católico y construir un centro de entretenimiento para beneficio de sus hijos. Los valiosos artículos de las visitas históricas del Papa ahora yacen “desaparecidos”.


Dos grandes misterios rodean la construcción de un centro de entretenimiento para beneficio de los hijos de la familia Ortega-Murillo: uno es el monto de los costos y origen del dinero, y otro es el destino de los valiosos artículos que estaban en el clausurado museo.


Primero el hecho. En un acto más de odio religioso, el Museo San Juan Pablo II, inaugurado el 14 de diciembre de 2016 en Managua para honrar al único pontífice que visitó Nicaragua en dos ocasiones, fue reemplazado por un centro de actividades lúdicas que beneficia los pasatiempos lucrativos de Camila y Laureano Ortega Murillo. 


El museo, cuya construcción superó el millón de dólares con impuesto de los nicaragüenses, fue desmantelado para dar paso a un parque y centro cultural dedicado al compositor Tino López Guerra, en detrimento de la erosión de la memoria histórica. 



La voz del odio profundo


El anuncio lo hizo la vocera gubernamental Rosario Murillo, artífice de la campaña de odio contra la Iglesia Católica, quien irónicamente fue quien también ideó la construcción del museo para rendir homenaje al Papa fallecido.  


Desde su inauguración el 22 de diciembre de 2023, el nuevo centro ha programado una serie de presentaciones culturales y eventos de entretenimiento para el 2024, dirigidos a la alta clase de la dictadura. Entre estos se encuentran conciertos de ópera, galas líricas, y desfiles de moda del proyecto Nicaragua Diseña, dirigido por Camila Ortega Murillo.   


Siendo Nicaragua el país más corrupto de Centroamérica, según el ranking 2023 de Transparencia Internacional, no extraña desconocer el monto, origen del dinero y empresa constructora a cargo del proyecto; lo que más preocupa a la comunidad Católica, es el destino de los objetos del santo, muchos de ellos de invaluable valor histórico y cultural.


Inauguración del museo en honor al papa Juan Pablo II, durante el evento asistió la pareja dictatorial, el acto se llevó a cabo el 14 de diciembre de 2016 en Managua.
Inauguración del museo en honor al papa Juan Pablo II, durante el evento asistió la pareja dictatorial, el acto se llevó a cabo el 14 de diciembre de 2016 en Managua.

La venganza contra Juan Pablo II


La decisión de reemplazar el Museo San Juan Pablo II, una figura histórica y espiritualmente relevante para muchos nicaragüenses, y desaparecer sus objetos, resalta el profundo odio de la familia Ortega-Murillo contra la Iglesia Católica.


Las visitas del papa Juan Pablo II a Nicaragua fueron momentos claves en la historia reciente del país, y la eliminación del museo dedicado a su memoria es vista por críticos como un acto de desdén hacia su legado y de odio hacia la comunidad católica en general.


A criterio de un miembro de la Conferencia Episcopal, desde el anonimato desde Managua, este cambio en el uso del espacio público de sustituir un museo en honor a un santo por un centro de entretenimiento a beneficio de la familia “refleja las prioridades y prácticas de la administración actual, marcado siempre por las acusaciones de nepotismo y represión, la ofensa a los católicos y el completo desprecio a su santidad Juan Pablo”. 



Esconden la corrupción detrás del desprecio al papa


La remodelación del centro, no se refleja entre las obras municipales presupuestadas en 2023 dentro del Programa de Inversión Pública. Tampoco en el de 2002 ni en el de 2024. Sobre el destino de las piezas de valor histórico sobre las dos visitas papales, tampoco se sabe su suerte. 


Según el miembro de la Conferencia Episcopal consultado en Managua, la Iglesia no ha recibido los objetos ni tiene conocimiento de su destino.


“A menos que se los hayan dado a su eminencia Cardenal Leopoldo Brenes y no nos haya dicho nada, nadie más sabe dónde están los objetos de nuestro querido San Juan Pablo II”, dijo el religioso consultado para este reporte.  

Una obra manchada de corrupción desde el origen 


El museo costó 45 millones de córdobas para construir el edificio de 8,000 metros cuadrados, según el Plan Anual de Inversiones 2016 de la Alcaldía de Managua. El edificio lo construyó la polémica empresa Chávez y Chávez Construcciones Sociedad Anónima bajo contrato simplificado y lo autorizó el secretario de la alcaldía de Managua, Fidel Moreno.


La obra constaba de una capilla para oración, galerías, jardines, una fuente luminosa y una réplica de la enramada que albergó al papa en su primera visita a Nicaragua en 1983. El museo guardaba las reliquias y artículos que usó San Juan Pablo II en sus visitas de marzo de 1983 y febrero de 1996.


Se exhibían desde ropas y toallas enviadas desde Roma por El Vaticano, usadas por el sumo pontífice para secar sus manos tras la misa oficiada en la plaza que aún hoy lleva su nombre: Plaza La Fe Juan Pablo II.



También guardaba la silla de madera que utilizó, elaborada por artesanos de Masaya; un podio de metal; una moneda acuñada, una biblia conmemorativa publicada por su visita por tres países de Centroamérica y Venezuela, entregadas al exalcalde de Managua Roberto Cedeño; el pergamino con el decreto presidencial que dio a la plaza el nombre Juan Pablo II, así también una marquesina usada en el Altar Mayor durante su misa.


Recuerdos del Papa bajo llave


El edificio original incluía tres galerías con objetos originales y réplicas. Otra galería contaba con fotografías de sus visitas y el oficio de su misa celebrada en Managua, que antes estaban bajo resguardo de la Dirección del Patrimonio Cultural de la Alcaldía de Managua.


Se exhibía además un sillón de madera azul con el sello papal que el pontífice usaba en El Vaticano; dos rosarios de plata (uno blanco y uno negro), una medalla conmemorativa de la segunda visita del papa a Nicaragua; el libro de la liturgia que el sumo pontífice utilizó al presidir la misa en la Plaza de la Fe; la silla que utilizó durante la Eucaristía, el petate que decoró la mesa de la Eucaristía; y un pódium, desde donde dirigió un mensaje a la nación.


Nada de lo ahí expuesto se mostró jamás al público desde su inauguración y nunca se explicaron las razones de la censura. Nuestra fuente explica escuetamente una teoría: “en 2016 esa mujer (Murillo) quería atraer a Nicaragua al papa Francisco y bendecir su proyecto político. No lo logró y llegó 2018. Ahí sacó todo su viejo odio contra la Santa Iglesia y así llegamos a 2024. En realidad, ellos siempre odiaron a Juan Pablo II”.


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